Éramos felices y lo seguimos siendo”

Esta frase me hizo sentir cierta nostalgia: ” de cuando fui feliz y no la sabía ” mi queja común era la falta de tiempo: del trabajo a la casa y de la casa al trabajo, no había tiempo para comer( a veces en el trabajo si llegaba mercancía teníamos que comer en quince minutos, tragar el bocado rápido y volver al trabajo). mi círculo cercano eran mis compañeros de trabajo; supe más de sus vidas, miedos y alegrías que de mi propia familia, por lo cual siempre había reproches mentales hacia mi misma. Justo ahí me surgió la inquietud de viajar a Madrid.

Recuerdo cada mañana ir caminando con los audífonos puestos mientras regresaba una y otra vez la canción que en ese momento fuera mi favorita( en ese momento era Dance Monkey) pasar por café del día y un bagel con mermelada de fresa y queso crema fumar un cigarrillo mientras reflexionaba si asi quería vivir el resto de mis días: sin tiempo para mi, mi familia, sin hacer poder hacer una breve pausa para reiniciarme.. le comenté mis dudas a mi jefa y en esos momentos me dijo que quizás yo estaba muy agobiada y no aceptaría mi renuncia, que prefería que lo habláramos regresando de mi viaje

febrero 23 2020

Por fin llego la fecha: me tomaría un descanso de dos semanas lo que significaba aventura, libertad y sobre todo un premio. Serían las dos semanas más maravillosas de mi vida: Madrid, Paris, Granada. quince días donde recargaría pilas. Fue mi primer viaje a Europa. Visitar museos que solo conocía en internet , platicar con personas completamente diferentes a mi y conocer su perspectiva de vida, el modo tan divertido de consumir su tiempo y energía fueron como esa respuesta que buscaba y decidí renunciar al empleo, me dedicaría a ahorrar y viajar por todo el mundo, esos eran mis planes. Le envié un mensaje de WhatsApp a la que ese entonces era mi jefa conformándole lo que ya antes había hablado con ella, ya no regresaría.

Marzo 12/2020

Mi viaje termino el día 12 marzo del año 2020 . El último vuelo de Madrid a Mexico , en ese avión iba yo. Dicen que los tiempos del universo son perfectos y en este caso para mí lo fue. De haber salido un día después me hubiese quedado atrapada en Madrid en plena cuarentena. Mi regreso fue confuso: había mucha más gente de lo habitual en el aeropuerto y ya se veía gente con guantes y tapabocas( ahí lo veíamos como una medida exagerada) se escuchaba el grito de una madre histérica regañando al chavito que osaba poner los dedos en alguna superficie “que no toques ahí!!!” Y embarrarlo en gel antibacterial todavía se veía como algo extraño y un poco fuera de lugar.

Justo al día siguiente fue cuando supe lo que estaba pasando ya Madrid ;era el segundo lugar con más casos de coronavirus en Europa, confinamiento. Caos. Histeria. Pero se veía tan lejano que esto pudiera desencadenar lo que desencadenó..

Abril 1/2020 apenas ahí descubrí la gravedad de lo que estaba sucediendo. Comprendí que además soy una persona sumamente afortunada: no había sido contagiada, no era portadora tampoco.

Los siguientes días transcurrieron en completo caos. Mi cabeza no entendía el lugar que conocía antes de mis vacaciones era uno completamente diferente al que era llegando de vacaciones , estaba desempleada había gastado gran parte de mis ahorros, no me dieron mi finiquito argumentando que no había dinero y la empresa estaba muy mal . creí que sería fácil conseguir algo mientras pasaba algo mejor pero no fue así.

Con gran tristeza y desesperación me di cuenta que muchísimas personas estaban en las mismas condiciones: al haber recorte había mucho desempleo y otros quienes sus trabajos permanecían cerradas tampoco recibirían sueldo. Fui testigo de la desesperación de pequeños empresarios que habían invertido todos sus ahorros y les era imposible sobrevivir a una situación que a todos nos tomó por sorpresa. Mi cabeza empezó a sentir angustia al cien: entre más empresas estén quebrando, menso empleo habrá y entre menos empleo más inseguridad”

Los primeros días fueron de ver noticias y deprimirme: parecía todo ran desolador, se apilaban los números de muertes en Italia y España, gente histérica que invadió los supermercados para comprar todo el papel higiénico, agua y bolsas de arroz como fuera posible, las falsas noticias de desabasto solo hacía que la gente corriera a hacer compras de pánico de manera casi endemoniada.

Los días transcurrían y justo ahí pude darme cuenta cuánto extrañaba mi rutina de trabajo, estaba tan acostumbrada al nivel de estrés que ahora que no lo había parecía que mi cabeza sufría un cortocircuito . Empecé a sentirme víctima de las circunstancias, los roces estupidos al convivir con mis hermanas se hacían frecuentes, dejé de hacer ejercicio y lo único que parecía darme ánimos era el helado de vainilla y las toneladas de azúcar que metía a mi organismo tratando pero sólo lo conseguía algunos minutos.

Pasaron dos semanas cuando decidí que era suficiente. Decidí que esto que parecía la peor de las crisis podría ser la mejor de las oportunidades: como si el genio de la lámpara me hubiera escuchado me había dado lo qué meses atrás le pedía: tiempo para mi, para convivir con mi familia, tiempo para reiniciarme. Fue casi mágico mi cambio de actitud. Volví a entrenar, lo cual significaba generar hormonas de felicidad, decidí eliminar el exceso de azúcar lo cual me quitó casi al cien la ansiedad y la irritabilidad ( y esto no es mito, es real) y opte por volver a mis pasatiempos favoritos; tenia años sin dibujar, sin poder leer un libro (que no fuera digital) con toda la tranquilidad del mundo(soy de las que le encanta subrayar las partes que más me gustan) volví a meditar, improvisé un gimnasio en casa con polainas un tapete de yoga, y ligas (literal no hace falta nada más) y me dedique a trabajar mi paciencia y mi carácter ( soy cero tolerante a la frustración)

vivir tan aprisa pasando de un momento a otro sin disfrutar simplemente el proceso nos vuelve seres que actúan como un robot: hacer las cosas en automático, sin ser conscientes de ello.

Sé que cuando vuelva la vista atrás recuerde todo esto ,lo que aprendí, los miedos que supere y todo lo que me chocaba, me daré también cuanta de lo feliz que fuí y no me di cuenta