La silla vacía 

Mi fecha favorita de los 365 días del año, es mi cumpleaños:  recuerdo desde niña armar toda una revolución alrededor de ese día; pegaba recados de la cuenta regresiva en el refri para que a nadie se le fuera a olvidar, era todo un acontecimiento amanecer ansiosa conforme el día se iba acercando.

Los únicos días que quizás superaban esa emoción era la Navidad, me encantaba el olor a ponche, adornar el arbolito, la ilusión del intercambio,poner la mesa y saber que esa noche todos nos reuniríamos peinaditos y lo más guapos que se pudiera. 

Mi memoria se remonta a esos días donde religiosamente (literal) íbamos a la iglesia, regresábamos en el auto apretados como sardinas ;ya que tengo tantos hermanos como recuerdos hermosos de mi infancia. Mi papá entonaba villancicos navideños y nosotros cual coro de niños cantores de León le respondíamos.

Mi padre se encargó  de alimentar  nuestra imaginación al dejarnos ser niños, soñar como niños y pensar como niños, nunca fue de esos padres que hacen madurar a sus hijos planteándoles la vida desde su perspectiva adulta.Cadaacontecimiento  «normal»él se encargaba de que fuera extraordinario: el ratón de los dientes, los Cumpleaños, el diez de Mayo y por supuesto la Navidad. 

Llegaba la Navidad y todos nos poniamos nuestras mejores galas, nos sentábamos  la mesa y él a la cabecera destapa la botella ofreciendo unas palabras a cada uno de sus hijos. Luego seguía la parte que más me emocionaba: abrir el regalo de intercambio. Eran risas, alegría, barullo.. y así pasaron los años más lindos de mi infancia,de la adolescencia hasta llegar a ser la mujer que soy. 

Mi padre falleció en Marzo del 2012, y la primera Navidad sin el fué muy dura. Quedaba una silla vacía.  nadie ocupo su lugar, nadie se atrevió.atras quedaron las sonrisas y el barullo para dar paso a unas palabras llenas de nostalgia. El segundo año las heridas eran cicatrices pero,saben? Nada fue igual, al menos no para mi. Creo que se quedó vacío no solo una silla sino un enorme hueco en el corazón.

No es que deteste la Navidad, solo que me pega la nostalgia de días que ya no volverán. 

Mientras las cosas suceden no nos damos cuenta de lo felices que somos hasta que cambian. 

Un pensamiento en “La silla vacía 

  1. Que bonito expresarse a travez de letras, y transmitir tu sentir, ya te tocará, con el paso del tiempo y el correr natural de la vida, hacerle hermosas las tradiciones, a los que vienen abajo de tí.
    Saludos, que bonito talento al escribir

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